La autopista de la vida

lunes, 3 de octubre de 2011


La vida es una autopista, una gran autopista, unas veces nos toca correr en solitario por caminos inciertos y otras veces disfrutamos del viaje, a veces pisamos demasiado el acelerador confiados de nuestras habilidades mientras que otras veces conducimos con mucha precaución debido a las inclemencias del tiempo, de la carretera, o debido a nuestra falta de veteranía sobre las cuatro ruedas.

Unos son imprudentes al volante, viven al límite y disfrutan a cada curva, no importan los riesgos, otros sin embargo son más precavidos, llegan más tarde a su destino y no experimentan esa sensación de velocidad, para gustos los colores. Por supuesto, no todos partimos con el mismo automóvil, los hay con más potencia, los hay más versátiles o familiares, los hay clásicos y los hay deportivos, los hay robustos que están hechos para trepar en la naturaleza y los hay pequeños para quienes prefieren la ciudad, cada uno tiene unas necesidades y objetivos diferentes, de ahí que unos siempre quieran ganar, otros se conformen con la mediocridad, y otros siempre sean los lentos del pelotón.

Sea cual sea nuestro vehículo y nuestras necesidades a lo largo de la vida nos equivocaremos de camino, cambiaremos de preferencias y hasta modificaremos el carácter en función de los circuitos en los que nos haya tocado correr, nos arrepentiremos de no haber escogido la ruta correcta, mientras que otras veces nos enorgulleceremos de nuestra astucia de haber escogido el camino acertado y de haber llegado al destino, unas veces cogeremos el atajo y otras veces daremos la vuelta y otras veces nuestra libertad será limitada y nos veremos obligados a pagar peajes para poder avanzar en la vida, y es evidente que nuestro estado no siempre será el mismo, el tiempo hará mella en nuestra carrocería y en nuestros neumáticos, y muchas veces la falta de preocupación hará que el vehículo falle, claro que en la mayoría de casos y salvo accidente grave, habrá reparación, es cuestión de llevar un control sobre nosotros mismos y corregir aquellos errores, para así no llevarnos sustos y pinchar en medio de la carretera.

Como ven, la autopista existe, pero el camino lo hacemos nosotros muy a pesar de que no siempre podemos elegir, sin embargo hay algo que por encima de las circunstancias y preferencias he aprendido a lo largo de mi vida y que seguramente la DGT les recomienda; Nunca paren, pueden frenar, pueden ir marcha atrás y es posible que necesiten una reparación para volver a confiar en su automóvil, pero nunca paren, puesto que eso provocará el envejecimiento de su coche y su oxidación, así que emprendan camino, sean realistas acerca de cuales son sus posibilidades, no se ofusquen por los errores del pasado y no se comparen con el último deportivo de gama alta que acaba de salir al mercado, miren el nivel de combustible pues estoy seguro que todavía les queda mucho y sigan hacia adelante.

Ya saben, pisen el acelerador, mucho o poco, eso ya es su responsabilidad, pero por favor, ¡Písenlo!

5 comentarios:

  1. si algún día te aburres y te entran deseos de parar en una curva cerrada tira del freno de mano, perder el control por un momento y después recuperarlo te da un subidón de ganas de seguir adelante y seguir acelerando en la autopista/vida.

    Saludos!

    DMT.

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  2. Gracias por el consejo señor/a DMT, siempre me gusta coger consejos antes de iniciar (y durante) el viaje.

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  3. Dani, que al señor DMT lo conoces de sobras jajaja,soy el Dima.
    Saludos!

    DMT.

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  4. Jaja! Te faltó un pillo sitio o algo similar para identificarte.

    Saludos Dima!

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  5. jajajaja o una POLE.
    buena reflexión la de la autopista!

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