Hay sitio para el sexo

lunes, 16 de mayo de 2011


Las grandes batallas que cambiaron el curso de la historia no pasaron en lugares cualquiera, o sí, pero dejaron de serlo desde ese mismo momento, Normandía, Lepanto, Pearl Harbor, Trafalgar y así un largo etcétera.

El sexo es una batalla a pequeña escala donde se miden veteranos generales con soldados noveles, unos buscando colgarse medallas y otros buscando su primera victoria sobre el terreno bélico. La cuestión es que tanto unos como otros se sitúan en un escenario que siempre está cargado de intenciones.

Los que buscan las alturas y el mirador con vistas a la ciudad son los que buscan sorprender y darle poesía al acto, son también los románticos a primera vista que miran un horizonte lejano. Luego están los que se acercan a la cocina, buscan la fogosidad, buscan cocinar un buen polvo y para ello no dudan en utilizar los mejores ingredientes. Después están los del sofá, son personas conformistas, no ven en el sexo nada especial y buscan la comodidad del momento y la cotidianidad. Más tarde nos encontramos a los clásicos, los de la cama, te dan seguridad porque sabes que despertarás junto a ella y tienes opción al polvo mañanero, a encontrarte el desayuno y donde además ambos habéis adquirido un compromiso no escrito, es la apuesta segura y la más típica. Otros son los que apuestan por la ducha, y se toman al pié de la letra aquello de mojar, son personas aventureras y por regla general miran a corto plazo, pues saben que luego tendrán que pasar de nuevo por la ducha. Los hay que van con prisa y eligen la entrada, estos tienen ganas, son optimistas y no se plantean que pasará, pero quieren que pase. Los clásicos también apuestan por el coche, no les importa el espacio o es el único lugar que les queda, pero buscan la intimidad y la cotidianidad, tradicionalmente es un lugar para debutantes y para intrépidos viajeros. Luego tenemos a los más arriesgados, los que necesitan hacerlo en ese momento y les encanta rozar lo ilegal y lo moralmente incorrecto, sí, habéis acertado, hablamos de los que se aposentan en los probadores, lavabos o duchas públicas, como en cual acto de aventura y aparentando una falsa sigilosidad los cuerpos se mezclan al unísono, en un acto que por regla general, y es normal, suele ser corto pero intenso. Luego tenemos los playeros, suelen ser aventureros, suelen ser veraniegos y bastante sucios, son la versión estival de los que les gusta la ducha, les he de confesar que es un sexo relajado pues los músculos no pueden moverse a gran velocidad. Los hay que les gusta la montaña, son gente profunda, los que les gusta la nieve, quizás algo más fríos e íntimos, los del sótano que pasan de todo, los que les gusta el balneario, los viajeros, los que fuman después, los de debajo de la lluvia, los hay que se crecen en casa o que les puede la presión cuando juegan fuera, los que ponen la música y los que les gusta el silencio y los que no saben ni donde lo están haciendo.

Ya lo ven, unos dirán que importa el tamaño, la hora, la pasión o la persona con quien lo haces y razón no les falta, pero el lugar es determinante y dice mucho de nuestras intenciones con esa persona.

Eso sí, tengo una duda, ¿Y sí lo hacemos rodeados de mojitos y algo pasados de alcohol? ¿Qué significa? ¿Pasión temporal o ganas de bebernos el mundo? Quizás mi estado me impida hacer ahora mismo una reflexión serena, esperaré a otro momento.

¡Elijan un buen sitio!

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