¿Miedo a volar?

lunes, 30 de julio de 2012


-Pasajeros del vuelo con destino a París, pasen por la puerta de embarque.

Suena de lejos por la megafonía del aeropuerto una correcta voz que nos indica que ha llegado nuestro turno. Hora de emprender el vuelo. Y entonces ahí surgen muchas dudas, ya sean los nervios de no saber donde ir, la incertidumbre de lo que vendrá o el simple regomello en la barriga fruto de las turbulencias.

Surgen ahí las dudas sobre nosotros mismos y nuestras capacidades, si estaremos a la altura, y no hablo de latitudes, o si daremos todo aquello que esperan de nosotros, mostrando nuestras debilidades, miedos y defectos. En la puerta de embarque estábamos muy cómodos, es cierto, con una apacible música clásica de fondo viendo como aterrizaban y despegaban aviones, café en mano y diario, y el confort de unos sillones de esos que no venden precisamente en IKEA, pero llega un momento de la vida en que tenemos que decidir si coger nuestro vuelo y experimentar nuevas sensaciones o quedarnos en tierra, como una estatua, consumiéndonos lentamente.

Porque hay viajes que sólo pasan una vez por nuestra vida, y no podemos dejarlos escapar, es el momento de construir nuestro viaje y asumir lo que en él pueda suceder, arriesgar y aceptar que no todo será un cuento de príncipes y princesas, pero hay que tener la valentía de dar el paso, ya que tenemos la expectativa de que ese despegue nos llevará a una felicidad que anhelamos. Es más, habrá cosas que no esperábamos y nos lleven a sorpresas positivas, y otras, seguramente negativas, compensando por tanto la balanza, pero lo importante es que ese vuelo lo cojamos juntos y tomemos asiento, pues es ahí donde todo empieza y no en el sillón de la puerta de embarque, que de tan cómodo que es puede provocarnos hasta sueño.

¿Y por qué miedo a volar? Respuesta fácil de explicar, pero complicada entender. Tenemos miedo a volar porque hay factores que no dependen de nosotros, y tememos que esas alas fallen, o que ese motor se quede parado, por mil razones, a pesar de que antes hayamos visto como funciona y hayamos tenido intensas sesiones de aprendizaje, siempre a la hora de la verdad, aparece la metafísica del miedo, la parcela de la inquietud y la pared que crea nuestra propia mente. Nos han contado de vuelos que acabaron en tragedia, y quizás hasta conozcamos alguno cercano, de ahí nuestra fobia, pero tarde o temprano, tenemos que volar, así que dejemos los miedos y las distancias ad eternum y emprendamos el camino que nos acerque a lo que realmente somos. 

-Listos para el despegue. Solicito pista. 
-¡Adelante!

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