La "proesía" como arma de seducción

jueves, 29 de septiembre de 2011


Los seres humanos estamos plagados de errores e imperfecciones, tantos como el título de este artículo, y uno de ellos es el empecinamiento de creernos en la verdad absoluta de las cosas. Entre esas verdades está la capacidad de seducir a la otra persona en el ámbito de las relaciones sociales, difícil tarea con difícil respuesta pues el cerebro humano es demasiado complejo y las circunstancias personales lo son todavía más.

Partiendo de la base de que no hay técnica infalible para seducir y que por tanto mi artículo no puede ser tomado como una verdad ni como una referencia me lanzo a verter mi opinión en base a mi experiencia y mis vivencias, seguramente una más entre las tantas y tantas teorías formuladas a lo largo del tiempo.

En el campo de la seducción encontramos dos tipos de personas diferentes, los que buscan la poesía y los que buscan la prosa, los primeros saben jugar con la retórica, con las palabras coloreadas y con el primer beso, los segundos no impresionan tanto al mostrar la primera carta, pero sin embargo son buenos jugadores a lo largo de la partida, luego hay un tercer bloque, quizás más escaso, pero más talentoso, los que saben hacer la perfecta medición entre prosa y poesía, es decir, la proesía. Aquel que sabe controlar lo que habitualmente denominamos "ñoñería", pero que tampoco peca de ser "aburrido y realista", quien te hace soñar con los ojos despiertos sin necesidad de estar subido en el árbol de la fantasía, les confieso que quienes dominan la proesía dominan la seducción. 

Porque seamos sinceros, quien abusa de la poesía está condenado al fracaso, el envoltorio es importante en el amor, la imagen, las impresiones, pero éstas, como el precio de un vehículo empiezan a caer desde el momento en que se adquieren, disculpen el símil económico, pero me siento muy cómodo en ese campo, por tanto aquel que sólo es un envoltorio corre el riesgo de perder sus opciones una vez que la otra persona ha desatado el lacito. Pero claro, en el otro extremo tenemos los que abusan de la prosa, los que no dan importancia a la imagen y plantean todas las situaciones con un realismo extremo, con una cruda realidad que es al mismo tiempo una limitación a la imaginación y a los sueños conjuntos, y todos sabemos que en esto del amor, quien no es capaz de soñar en cosas imposibles no es capaz de enamorarse, ya que el amor "es un contrato de objetivos no realizados pero que quedan pendientes de realizar", quédense con esta definición, pues es importante, ya que si la otra persona ve esos objetivos imposibles debido al exceso de realismo y rutina, se acabará la relación y por tanto, el exceso de prosa hará volar por los aires el momento.

Es difícil compaginar ambas, prosa y poesía, soy consciente, depende de la persona, del momento, de las circunstancias personales, de las expectativas y muchos factores, pero todos debemos de intentar buscar ese punto medio, corregir las desviaciones a uno y a otro, de forma que compensemos los picos, si lo conseguimos tenemos muchas papeletas para seducir, y además hacerlo con seguridad, ya que por supuesto, quien confía en lo que hace y lo hace con ilusión está dando el primer paso para que las cosas le salgan bien.

No se si este texto les habrá seducido, pero he intentado hacerlo con mucha proesía. Salgan y disfruten del otoño.

1 comentarios:

  1. El amor "es un contrato de objetivos no realizados pero que quedan pendientes de realizar". Me ha entantao esa frase!!!

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