¿Por qué el país no está en llamas?

miércoles, 1 de mayo de 2013


Es una pregunta que muchos de ustedes se hacen todos los días. Incertidumbre y duda. ¿Cómo es posible que con tanto paro, corrupción y pobreza esto no haya estallado? ¿Qué más tiene que pasar? Normalmente estas conversaciones, siempre en tono de resignación, suelen acabar con un sombrío, "al final se va a liar una gorda, ya verás." Pero lo cierto es que de momento, excepto algunos movimientos más o menos coordinados de protesta cívica, existe una calma social importante. 

¿A qué se debe esto? La respuesta es diversa y compleja, pero trataré de ofrecer una explicación esquemática y fácil de entender.

1. El primer factor, y para mi el más importante de todos, es el famoso colchón familiar. Sea por nuestro gen mediterráneo o por una serie de factores culturales, la familia juega un rol importante y diferente al de otros países del centro y norte de Europa, de raíz protestante. Lógicamente, de no existir este respaldo, el país estaría en llamas, ya que los cuadros económicos son completamente insostenibles. La familia hace realidad la máxima de que nunca te va a faltar un plato caliente o una cama donde dormir, esto también nos hace más propensos a quedarnos en casa y no querer salir de ese círculo afectivo y arriesgar o emprender, a su vez explicaría que nuestro número de emigrantes, a pesar de haber aumentado, es relativamente bajo. Si nos remontamos a la historia podemos decir que el carácter numantino sigue formando parte de nuestro ADN. Por desgracia.

2. El segundo factor, y muy relacionado con el primero, es la economía sumergida. No hay datos oficiales, pero se estima que casi un 25% del PIB formaría parte de la economía sumergida. Este empleo permite a muchas familias obtener ingresos, ciertamente no es justificable ya que el Estado deja de percibir una suma importante de dinero y se ve obligada a subir impuestos para recaudar más, y por tanto sería perjudicial para el conjunto de la sociedad, pero es comprensible dada la grave situación de desesperación colectiva. Claro que dentro de este grupo podemos encontrar auténticos evasores fiscales a Hacienda que no lo hacen precisamente por supervivencia. 

3. El tercer punto es el miedo. Este punto es crucial y se ha venido cocinando por los medios y por el sistema. El sistema nos ha acomodado, nos ha dado una serie de supuestos derechos y libertades, a los cuales no queremos renunciar ya que con ellos hemos nacido y hemos vivido épocas gloriosas (materialmente hablando) y por tanto cambiar ese chip resulta casi imposible. Aun sabiendo que estamos en la miseria económica, no concebimos una revolución porque nuestro inconsciente nos dice que esto es un ciclo económico y que nos recuperaremos, y que por tanto mientras hay que aguantar. Además, el Estado nos proporciona una sanidad o educación pública, así como la libertad de mercado nos permite tener un móvil de última generación por ejemplo, y claro, muchos piensan que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer, y ciertamente esto explica que sea complicado un levantamiento general de la población, incluso muchos de los que llaman a la revolución (mero postureo) en realidad, llegado el momento, se acobardarían y protegerían sus bienes.  

4. El individualismo es el cuarto punto. Es consecuencia del punto anterior. El sistema secular y de pocos valores humanos en el que vivimos nos ha hecho ser profundamente egoístas. Primero nosotros, luego nosotros y finalmente, si sobra algo... ¡Nosotros también! Con esta mentalidad es muy difícil lograr cambios, más allá de los cambios personales. Este punto está siendo no solo la tumba de España sino del mundo occidental en su conjunto. Pero nos equivocamos, pues la realidad acaba explotando, por mucho que no queramos ver lo que hay delante o pretendamos esquivarlo, esos problemas van a estar ahí, y solo el compromiso colectivo y las renuncias personales, cosa inimaginable hoy día, invertirían esta tendencia. Siempre pongo el ejemplo de Estados Unidos, exponente máximo del egoísmo. Allí, lo importante es el triunfo personal, ser el mejor jugador de clase y acabar ligando con la bailarina más guapa en la fiesta de graduación, casarte, ser rico y vivir a las afueras felizmente, da igual que luego haya miseria y pobreza a tu alrededor, pues bien, un día, uno de esos fracasados irrumpe con una pistola en el colegio y provoca una masacre, y entonces, a esas personas adineradas y exitosas, les cambia la vida en cuestión de minutos, el país se pone de luto, y se preguntan porqué. El porqué es ese, una sociedad no avanza si por cada triunfo individual existen cinco fracasos.

5. El sentido del deber. Al igual que critico de los americanos su excesivo individualismo, a su favor digo que tienen un alto sentido del deber, pieza clave de la religión protestante. He llegado a la conclusión de que para que un sistema de carácter liberal como el actual se mantenga hace falta un sentido del deber por parte de la ciudadanía. Es decir, darnos importancia como sujetos ciudadanos (eso no quiere decir renunciar a lo colectivo) en los actos de nuestro día a día. Tener remordimientos cuando hacemos algo mal, tener personalidad, valores y en definitiva, ser muy responsables de nuestros actos. Si actuamos así, y no por los impulsos (muchos de ellos artificiales) acertaremos más, y seguramente cuando fallemos, también corregiremos antes. El no tener sentido del deber explica que en este país firmáramos hipotecas como churros pues "las pagas sin darte cuenta" o hiciéremos ostentación ante los vecinos de tener el mejor coche, que hoy está parado y sin gasolina en el garaje. Sé que mis palabras son duras, y de hecho jamás me alegraría del error o ruina ajena, pero hay que ser conscientes de lo que se hace y dice en todo momento. Si yo mañana voy al casino y me juego todo mi dinero al rojo y lo pierdo no iré luego al papá Estado a llorarle mis penas por haberme quedado sin dinero, asumiré que mi avaricia por doblar mi dinero me hizo perder. Y esto, en parte explica que en ese país sea complicado revelarse contra las injusticias, porque en el fondo muchos ciudadanos saben que actuarían igual que el más corrupto de los políticos y robarían igual, y por tanto, ¿para qué te vas a quejar? Triste pero real. Además, ¿de qué sirve sacar las guillotinas sin asumir antes también los errores personales? Muchos no daremos soporte a una revolución de ese estilo porque parte de una base egoísta. Y no estoy justificando con esto las conductas corruptas de banqueros o políticos, que se dejaron llevar por el punto cuatro.

6. ¿Quién empieza la revolución? El sexto y último punto también es importante y me podría extender mucho, pero trataré de ser escueto. Dicen que toda revolución necesita de un líder. Hasta ahora los sindicatos y una serie de intelectuales han jugado ese rol, y siempre que pulsaban el botón congregaban a las masas, pero con la destrucción de la clase media, convertida hoy en clase baja, los sindicatos no han sabido adaptarse a los nuevos tiempos y solo defienden los intereses de esa clase media que ha resistido, así como de cierto sector funcionarial, pero no del resto de clases populares donde está el grueso de la población y que están completamente huérfanas. El lenguaje sindical ya no cala entre estas capas de población, perdiendo afiliados por doquier, así como tampoco el de los partidos políticos tradicionales, vistos como culpables de la crisis al tiempo que los intelectuales o artistas provocan más pena que no aplausos, véanse los discursos en los Premios Goya, completamente artificiales. Y claro, es imposible que una revolución triunfe si el grueso de la población no se identifica con los elementos anteriormente citados. De momento lo único que ha tenido relativo éxito ha sido el movimiento 15-M en sus inicios, capaz de llenar calles y plazas utilizando las redes sociales, con una temática neutra y con la voluntad de la gente corriente. Es decir, lo espontáneo tiene más éxito pues la sociedad en su conjunto está carente de líderes para iniciar una revuelta, existe desconfianza y mucho recelo. Nadie se fía de nadie.

Si aplican los seis puntos anteriores tendrán la explicación de porqué el país no está en llamas. Las revoluciones, dicen, empiezan por uno mismo. 

6 comentarios:

  1. Extraordinaria explicación.

    Pero añadiría que incluso a los funcionarios los actuales sindicatos no les representan. He trabajado 15 años en la empresa de autobuses municipales de Murcia y lo que han hecho con algunos empleados no tiene otro nombre que atentado. Y los sindicatos, lacayos y vendidos, auténticos sinvergüenzas no han dicho nada, han aceptado despidos y más.

    Los sindicatos se representan a ellos mismos!

    Saludos desde Murcia.

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  2. Los puntos 3 y 4 son claves. Yo apostaría claramente por nacionalizar los factores de producción y los sectores energéticos, salir del euro, poner aranceles y guillotinar al Borbón. No se si estarás de acuerdo?

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    1. Sea el sistema que sea, lo importante como dije es cumplir esos puntos, saber tener una voluntad colectiva y al mismo tiempo poner en practica nuestro sentido del deber que nos haga ser críticos como ciudadanos y por tanto nos haga incorruptibles. Sea cual sea el sistema, con corrupción se hunde todo, sea capitalista o comunista.

      Yo en mi caso persona, esto no tiene porque ser compartido por ti, creo que en un sistema liberal, con la presencia de un Estado y unas leyes, es la mejor opción, por tanto no veo lo de los aranceles ni nacionalizar sectores estratégicos, ya que es una medida a corto plazo, pero mala a largo plazo, pues se pierde competitividad, no creo por tanto que la solución sea encerrarse en si mismo, pero bien es más importante lo que dije antes que no el sistema. Y lo del Rey, no creo que haya mucha diferencia entre una república y una monarquía (moderna).

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  3. ¿Y si estamos ante una nueva forma de revolución más "individualista"? Haciendo referencia al punto 3, no hay líderes que muevan masas y el creciente egoísmo y falta de confianza en los demás lleva a actuar por cuenta propia. Salió una noticia esta semana en Murcia que decía que la delincuencia había aumentado en la Región un 2%. Buscando noticias resulta que mientras en algunas comunidades (centro y norte) ha disminuido considerablemente, precisamente en el sur, donde más paro hay, ha aumentado (bastante en Extremadura). Hablo de robos, droga, etc. Da para un estudio, no?

    Enhorabuena por el blog :)

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    1. Gracias Esther.

      Me cuesta imaginar lo de una revolución individualista porque hasta ahora todas han sido siempre colectivas, ya que como suele decirse "uno solo no puede hacer nada" Pero quién sabe, quizás tengas razón y el futuro sea así, pero ya te digo, creo que siempre tiene que haber alguien o algo te guíe, el ser humano siempre crea mitos, desde la religión hasta el fútbol.

      Lo de los robos y la droga si que da para estudio, pero vaya, yo que vivo en el norte diría que aquí también está aumentando bastante, quizás en esos sitios hay menos robos porque hay menos población, podría ser, no? Otra explicación no le veo...

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